sábado, 27 de julio de 2019

Chile un sistema post-feudal



 En una rápida revisión de las características principales que debiera tener un sistema capitalista, el cual supuestamente es él eje de la sociedad chilena, se pueden reconocer las siguientes:

1)    La propiedad privada de los medios de producción
2)     La acumulación de riqueza como principal objetivo
3)     Define clases sociales especificas
4)     Permite la movilidad social
5)     Se centra en la libertad de empresa y de asociación
6)     El libre mercado
7)     Mercado regulado por la oferta y la demanda
8)     Promueve la competencia
9)     Reconoce la libertad de trabajo
10)  La mínima intervención del Estado

A partir de este listado es posible analizar cuales de ellas se cumplen en Chile. Las primeras tres, la propiedad privada, la acumulación de riqueza y clases sociales definidas, sin duda se cumplen. De hecho, Chile es uno de los pocos países del mundo que tiene privatizado donde servicios básicos como el trasporte público o bienes esenciales como el agua, son considerados un medio de producción en manos de privados. Lo mismo ocurre con la décima característica definida, ya que el Estado Chileno casi no tiene injerencia en los medios de producción y, a la vez, prácticamente no tiene atribuciones o recursos para fiscalizar las actividades de los privados. En la misma línea, el sistema promueve la definición detallada de las clases sociales, lo que lleva incluso a guetos donde cada clases reside, estudia o pasa su tiempo libre.  

Sin embargo, las otras características listadas las cuales no son cumplidas por el sistema chileno o, al menos, existen muchas limitaciones.

La movilidad social, si bien no existe una medida expresa para evitarla y hay un porcentaje de personas que pueden acceder a mejores condiciones económicas que las que tenían sus padres, alcanzar la parte más alta de escalafón social es una tarea casi imposible, existiendo varias practicas sociales que promueven que el poder económico se mantenga dentro de la misma clase. Los directorios de empresas o los cargos de altas gerencias son asignados a personas de familias conocidas o entre excompañeros de colegio.  

La libertad de empresa y la libre asociación para acometer proyectos productivos efectivamente existe, pero esta sólo en manos de los que ya detentan el capital, que tienen el acceso privilegiado al crédito y los contactos necesarios para gestionarlos.

El libre mercado, su regulación por la oferta y la demanda y la libre competencia, algunos de los estandartes principales del sistema capitalista, son constantemente asediados por la colusión entre las empresas de distintos rubros para ponerse de acuerdo en precios y cuotas de producción, operando tal como carteles de narcotráfico cuyos miembros se conocen desde que estaban en el colegio. A la vez, el sistema ha desarrollado un control sobre la demanda que se basa en la publicidad, muchas veces engañosa, desplegada en todos los medios de comunicación pública posibles, muchas veces generando demandas que no están relacionadas con reales necesidades.
Por último, si bien se reconoce la libertad de trabajo, esto nuevamente es delimitado por el origen de las personas, que como dijimos se anida en guetos geográficos y de relaciones sociales. De esta manera, existe libertad de trabajo, pero sólo dentro de ciertas posibilidades que el sistema de guetos permite.

De esta manera es evidente que Chile no es un país capitalista o, más bien dicho, todas las opciones que este sistema ofrece sólo están disponibles para una clase social, cuestión que asemeja al sistema chileno al feudalismo. En este sistema, teóricamente extinto, también existía la definición de clases sociales estancas, con escasas posibilidades de movilidad social, donde la riqueza era acumulada por los mismos, existía un compromiso de obediencia y trabajo entre vasallos y nobles, que hoy sería entre trabajadores y empleadores, y, además, así como en el Chile la iglesia tenía un gran poder dentro del orden social.   

Así se podría pensar que realmente Chile es un país post-feudal, pero en ningún caso un país capitalista.

Luis E. Cornejo B.

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