martes, 8 de mayo de 2012

CHILE FEDERAL


“al dividir una marraqueta en dos no se obtiene dos marraquetas,
sino que sólo dos pedazos…”


En los últimos tiempos ha tomado fuerza la idea que es necesario incrementar la autonomía de las regiones. Algunas modificaciones legales caminan hacia allá, por ejemplo la Ley de Monumentos Nacionales, e incluso hace unos días un político proponía en televisión un Chile Federal.

Por supuesto que esto es una idea atractiva en regiones y seguramente tendrá el respaldo de aquellos que necesitan esos votos.

Hay algunas razones a que a mi juicio hacen que esta idea sea una mala idea. Para construir una nación con regiones autónomas es necesario que los flujos de la riqueza circulen en patrones diferenciados regionalmente, cuando lo que realmente ocurre es que en Chile el flujo de la riqueza fluye hacia Santiago o, más bien dicho, hacia la parte alta de Santiago. Por otro lado, la distribución de los profesionales en Chile esta altamente concentrada en Santiago, lo que hace que en algunas regiones no existan profesionales capacitados para generar criterios en la toma de decisiones.

Estas condiciones eventualmente podrían alterarse generando las condiciones como para alterar estos patrones, aunque es muy probable que en un estado democrático esto no se logre, ya que implicaría necesariamente mover personas a regiones, algo así como los mitimaes Inka.

No obstante hay otra condicionante más estructural que a mi juicio es aún más importante. Chile tiene un tamaño y una cantidad de poblaciones que no alcanza a formar una masa critica como para que las decisiones tomadas regionalmente tengan un alcance únicamente regional. Un buen ejemplo de esto es la discusión existente sobre el Mall de Castro, donde las autoridades municipales, en incluso una parte importante de la población de la ciudad, apoyan esta construcción pese a que muchos otros chilenos piensan que atenta contra un patrimonio que les es propio también.

Lo anterior no quiere decir que el Estado no tenga una deuda con las regiones, pero esa es la misma deuda que el Estado tiene con aquellos que viven en los barrios populares de Santiago. Esa deuda básicamente se debe a que en esencia del Estado en Chile tiene por función proteger a los flujos de la riqueza y a quienes están a ellos asociados. De esta manera, entonces lo que se requiere para que las regiones se desarrollen adecuadamente es reconstruir el Estado, dándole la fuerza y las capacidades para preocuparse de toda la población, sea que esta viva en rio Jorquera, un apartado valle de la cordillera de la III región, o en la comuna capitalina de La Pintana.


Luis E. Cornejo B.

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