En 1906 Gandhi desarrolló el concepto de Satyagraha como
herramienta en sus luchas políticas contra los poderes coloniales en Sudáfrica
y la India. Esta idea, fundada en conceptos propios del hinduismo, pero también
de otras fuentes de pensamiento occidentales y orientales, básicamente se
centra en la construcción de mecanismos de lucha contra un poder político
abrumadoramente superior por medios no violentos. Basta ver la historia de para
apreciar lo exitoso de su propuesta.
Más allá de su trasfondo que hace del pacifismo una forma de
vida, es evidente lo estratégicamente adecuada de Satyagraha, ya que recurrir a
medios de lucha violentos para terminar
con el colonialismo muy probablemente no tuvieran tenido el éxito en el mediano
plazo, acumulando además un altísimo costo en vidas humanas y en el desarrollo
cultural para la India. Es imposible no acordar que además de un hombre
espiritual, Gandhi fue un gran estratega.
Hoy en Chile parece que algo podemos aprender de Gandhi, el
estratega.
En estos momentos una parte importante de los Chilenos,
fervorosamente motivados por los jóvenes, piensa que necesarios hacer una serie
de cambios en nuestra sistema político, social y económico. No obstante estas
aspiraciones se ven enfrentadas al poder de un sistema de político diseñado
para evitar cambios significativos en la estructura rectora de la vida en este
país. Tenemos entonces por un lado las demandas por modificar nuestras
condiciones de vida y, por otro, un poder abrumador no dispuesto a hacer estos
cambios. Ciertamente hoy y aquí ese poder no es una fuerza militar
colonialista, dispuesta a disparar muy fácilmente, pero el resultado es el
mismo, un poder fuertemente armado con el imperio de la ley y la complacencia
de una clase política autopoiética que se han entronizado las últimas décadas.
En esta situación es evidente para muchos, especialmente
para los más jóvenes, que se debe lucha contra el poder, ya que se hace
evidente que este por si mismo no hará los cambios que a todas luces parecen
necesarios. No obstante, parece también evidente que esa lucha ha seguido un
camino ambiguo entre la movilización pacifica y el uso de la violencia en
contra de iconos del poder y todo aquello que pueda ser carbonizado.
Es aquí donde las enseñanzas Satyagraha adquieren
relevancia, ya que sólo la lucha basada en la no-violencia es realmente la
única vía de enfrentar este poder, cuya principales armas son la legalidad y la
falsa sensación de bienestar del modelo en que vivimos. Estas dos armas solo
pueden ser contrarrestadas eficientemente por medio de convocar a la mayoría de
los chilenos a apoyar un cambio político, convocatoria que debe considerar que
precisamente la señalada apariencia de bienestar en que vivimos, es
completamente reactiva a la violencia.
De hecho, cabe preguntarse cual él es el imaginario de
aquellos que esperan detonar cambios por medio de la lucha violenta. Es dable
preguntarse si asumen que encapucharse, quemar bienes públicos o privados o
enfrentarse a piedrazos con la fuerza pública derrocará al poder. Más aún
parece evidente que sus precarios medios de lucha son tolerados por el poder,
ya que Carabineros, una fuerza militarizada, y los medios de inteligencia
efectivamente podrían dar cuenta de ellos sin grandes esfuerzos. La ilusión de
la piedra, el casco de obrero y bombas incendiarias de bajo poder ya la vivimos
hacia finales del gobierno de presidente Allende, cuando los partidos de
izquierda de la época se preparaban con estos mismos medios precarios para
defender al gobierno. Obviamente, al golpe militar dejo claro que eso no eran
más que juegos afiebrados.
A todas luces parece claro que hoy la protesta violenta es
aprobada por el poder, ya que es la mejor contramedida que tienen contra
aquellos que aspiran a dar un nuevo rumbo a las cosas. No hay que ser muy
perspicaz para darse cuenta que después de cada movilización callejera los
medios de comunicación se centran en los desmanes, autobuses quemados o el
número de personas vestidas de negro detenidas, construyendo una imagen del
caos que saldrá de los cambios que los movilizados estas proponiendo.
Gandhi y su Satyagraha lograron cambiar profundamente la
historia de uno de los países más poblados del mundo. Su estrategia señala un
camino que hoy en Chile puede efectivamente convocar a la nación hacia un nuevo
sistema político, social y económico.
Luis E. Cornejo B.
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